También el #batir de sus #alas cuando #vuela hacia el #horizonte con su #pescado en el #pico. Es, sin #duda, un #elemento #aéreo que #coquetea con las #aguas y los #misterios de lo #húmedo. Un #silbido de los mares y también de los #bosques. #Silbido y #goteo en la #montaña, en la negra #arboleda tupida, envuelta por la bruma y plateada por la clara palidez de la luna. Elemento complejo de armonías y ritmos. La música es —¡vaya, eso es, finalmente nos lo parece!— el vientecillo de las emociones y de las pasiones. La música siempre atrapa y, a no ser por los sordos, no sabemos de nadie que escape de ella. Notas, tiempos y ritmos se combinan de innumerables maneras, de modo que ella, la música, sabe llegar a cada uno del modo en que lo necesita, o del modo en que lo quiere. ¡Y ahí está el peligro! No habría ninguno si siempre quisiéramos lo que necesitamos. Pero no es así. A veces queremos, precisamente, lo que hace más daño. Por eso la música es peligrosa. ¡Así lo es, y no exagero!...
Todos merecemos alguien que no pueda dejar de ver nuestras fotos, alguien que mande mensajes a mitad de la tarde para preguntar cómo vamos y si todo está bien, alguien que te pida que le avises cuando llegues y al despertar te desee el mejor de los días. Todos merecemos alguien que se esfuerce por tenernos, como si la vida dependiera de nuestra existencia, alguien para quien seamos prioridad y no opción, merecemos quien encuentre estrellas en nuestros ojos, quien busque acampar en nuestros labios, quien quiera echar raíces en nuestro pecho, quien descubra un arcoiris en nuestra frente y nos llene de besos. Todos merecemos un poco de magia, alguien que nos cante, que baile sin miedo con nosotros en medio de la pista, alguien que nos dibuje, que nos escriba cartas, que le interese cómo nos gusta el café y llegue con una taza recién hecha al día siguiente. Todos merecemos alguien que sea una sombrilla en los días de lluvia, alguien que mejore el mundo con su simple presencia, que se convi...